La historia de twitter

Buenos días:

Yo y mi compañera de twitter llevamos, ni más ni menos, que un año y medio en twitter. Cuando nosotras empezamos tener cinco mil seguidores ya era ser twitstar, y la gente solía tener cuentas abandonadas, ya que no entendía para qué servía eso del tuister: la única finalidad que tenía era seguir a los famosos para saber un poco de sus vidas. 

Pero fue creciendo: teníais que vernos a nosotras emocionadas por tener 800 seguidores, a lo que llegas hoy en nada. La gente que twitteaba a menudo lo hacía porque quería repartir su humor por el mundo, o porque eran famosos. Los demás tan sólo ponían "En twitter xddd como va esto? xdd". 

Y sí, todos sabemos que es lo que ocurre con twitter: alguien te dice "Eh, hazte twitter, que mola mucho tío" y después de que ochenta y cuatro personas te digan que te hagas twitter, que mola mucho, te lo acabas haciendo. Y lo acabas dejando al segundo día porque no lo entiendes, y sobre todo porque no le ves funcionalidad ¿Para qué cojones sirve poner frases? ¿EH?

Pero luego vuelves a entrar, un día, domingo, aburrido por la tarde, y le pillas el gustito. Empiezas a entender el lenguaje friki especial que llevan allí dentro: que si TT, que si HT, que si F4F, que si UF, que si FAV, que si RT...

Y empiezas a enviciarte: quizás quieres dedicarte a hacer reír a los demás, o quizás, como pensó el primer mente lúcida de twitter, a crearte un fake: al principio a twittear cosas que tengan que ver con el personaje que has elegido, pero luego te la sudará. Esto es así. 


Te harás uno más de la secta: te enterarás de las cosas antes que por las noticias, y parecerá que tienes un poder sobrehumano. Tus amigos te venerarán y usarás nicks raros para evitar que la gente cercana a ti te siga. Pondrás avatares aún más raros y los tweets no quiero ni pensarlos. 

Y así, hijo mío, llegarás a ser tuistar. O eso crees. Lo siento, tener 1000 a estas alturas no es ser tuistar, es ser una potencia de tuistar. Pero ánimo, machote.

De nada.